La pregunta «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?» resuena profundamente en el corazón de la doctrina cristiana, simbolizando la transformación del dolor en esperanza y la oscuridad en luz.
Al dirigirse a las mujeres que visitaban el sepulcro, los ángeles no solo proclamaban la resurrección de Jesús, sino también un llamado a reorientar la búsqueda espiritual de la humanidad. Esta frase subraya la idea de que la verdadera vida y el propósito se encuentran más allá de lo tangible y mortal, en el ámbito de lo eterno y divino.
La resurrección de Jesús no es solo un evento histórico, sino una experiencia continua de renovación y fe en la victoria sobre la muerte. Para los creyentes, este mensaje ofrece consuelo y renueva la certeza de que, incluso en momentos de aparente desesperación, hay una promesa de vida y esperanza que perdura.









