Este pasaje es parte de una sección en la que Pablo habla sobre la «armadura de Dios», una metáfora, tomada de la armadura de un soldado romano, que utiliza para describir cómo los creyentes pueden protegerse espiritualmente contra las tentaciones y las dificultades de la vida.
Al decir «tomad toda la armadura de Dios», Pablo anima a los cristianos a estar preparados y fortalecidos en su fe para enfrentar los desafíos y mantenerse firmes en su camino espiritual.
La «armadura» incluye elementos como la verdad, la justicia, la fe, la salvación, y la palabra de Dios, simbolizando los valores y principios que ayudan a los fieles a resistir y superar el «día malo», un momento de prueba o dificultad.










